jueves, 1 de diciembre de 2011

El humo de Satanás en la Iglesia de hoy (III) El Papa, un gran babalawo.

¡Oh venganza divina, cuánto debes
ser temida de todo aquel que lea
cuanto a mis ojos fuera manifiesto!

Llegamos a la última parte o conclusión de esta serie que nos permite comprender mejor que es lo que se ha representado en Benin. Mejor dicho: lo que quizás se ha querido representar. Recapitulemos:

Tenemos un magisterio que razona con acierto que la brujería es uno de los mayores males de la humanidad presente. Por brujería entendemos múltiples actos dentro de una misma cosmovisión con distintas manifestaciones culturales. De hecho existen suficientes afirmaciones genéricas al respecto, pero cuando se trata de aplicarlas a lo concreto, sea en el mismo diálogo interreligioso en Europa, sea en África, este magisterio se muestra desistente para aplicar lo que su razonamiento le dice que se ha de hacer al respecto.

La razón que encuentro es una asumpción de principios racionalistas en la teología que bloquean e imposibilitan toda acción pastoral práctica y tradicional contra el poder del mal cuando este se manifiesta en las personas y en las comunidades, que acaban asumiendo en distintas maneras y grados la adoración de los demonios. Ahí tenemos un problema principal cara a la reforma de la Iglesia. Un problema que a la base tiene un origen claro en la asumpción de elementos incompatibles a la fe católica o relativizadores de la misma durante la segunda mitad del siglo XX. El problena del Concilio del que todos hablan.

Junto a ese problema, encontramos otro fenómeno concomitante que consiste en aplicar al Santo Padre los conceptos por los que se tiene en estima a los líderes en el mundo. Aún cuando la estima no es mundana, dicho fenómeno la afecta porque viene a mostrarla con formas mundanas de la misma. De la liturgia y la peregrinación se pasa así al espectáculo de masas y de la devoción por la figura del Santo Padre, se pasa a la fanatización por el Santo Padre en concreto. Finalmente la comunión con el Santo Padre, se convierte en apoyos al mismo. Dicho fenómeno es llamado "juanpablismo" por aparecer de forma excelsa bajo el pontificado de Juan Pablo II, pero en realidad debe tanto a Juan Pablo II como a la globalización de la comunicación que lo ha hecho posible y fácilmente fomentable en un cristianismo débil y desorientado por la crisis conciliar. 

Volviendo a Benín, ya vimos el extraño fenómeno con el que se pretendía poner el centro de atención en Benedicto XVI. Para el juanpablismo es necesario que cada puesta en escena del Papa sea algo cuasi milagroso y si es sin el cuasi mejor. Se necesita de elementos que hagan correr el "feeling" entre los fieles y la figura del Santo Padre. Una vez empezado, el fenómeno exige un continuo alimento de cosas asombrosas que actua de feedback y que nunca acaba. En Benin, de nuevo se retomó el tema del Sol. Un tema clásico y unido a Fátima y a los Papas, desde que Pio XII lo presenciara en los jardines del Vaticano. El fenómeno del juanpablismo trata de asociar desde hace un tiempo a ciertos Papas al misterio de Fátima y como figuras excelsas preanunciadas por María de modo que su doctrina hasta en lo más opinable de la misma -lo que no es ya doctrina, sino opinión particular- y aún su misma forma de entender la política mundana pase al pueblo como una especie de dogma confirmado por la Virgen. A veces se hace de forma espontánea, a veces el mismo correr de ciertas mentes es propicio a ello, pero se puede percibir fácilmente un interés en ciertas figuras de peso en la opinión católica en que todo vaya de esa manera. Nos hemos de preguntar ¿por qué? En Benin, dicho juanpablismo ha usado de un fenómeno solar ocurrido (que en principio no tiene nada de extraordinario) para volver a las andadas. Esta es la parte que píamente se queda en Occidente del relato. El milagro del Sol de Fátima en África. Que el Papa allí callara de la brujería como problema y hablara de medidas racionalistas y de política mundana no importa, lo que dijera pasará por ósmosis con ese refuerzo que usurpa el derecho de la fe a buscar al intelecto, según la célebre frase de San Anselmo.

Pero lo más desesperanzador es contemplar como para los africanos este poder del Papa de manifestarse con milagros solares puede ser visto de otra forma muy distinta. Pues en la religión yoruba, el orula es a la vez el comunicador de las verdades de Ifá, el que adivina los secretos de Orunmila y además el instrumento de adivinación o de interpretación del camino a seguir. Si hacemos caso a determinada interpretación, la voz orunmila viene a significar "preasagio que aparece del cielo como el sol". Con esto tenemos el círculo cerrado y el Papa aparecería como el gran babalawo. No es de extrañar porqué los obispos africanos están tan inquietos con este fenómeno. Desde hechicería a inculturación todo es posible y lo peor que podía ocurrir es que el fenómeno del juanpablismo sea inculturado dentro de la brujeria africana para promover un culto luciferino, que se atisba bajo la capa más noble de Ifá. El culto al anticristo quedaría abierto en un mundo donde la religión de Ifá es cada vez más omnipresente con las acciones del Papa sirviendo de telonero en la aplicación más extrema de la hipótesis eclesiólogica de Julio Meinvielle que puedan verse. Y para que sirva de lección, les invito a leer los comentarios que van apareciendo en el vídeo que puse sobre el acto idolátrico ante Juan Pablo II. De ellos saco este:

qué maravilla ver a Wandé Abímbola representando a una de las comunidades más ancestrales que existe en la faz de la tierra… Ifá dice que al final todas las religiones regresarán al origen, todas las religiones regresarán a Ifá…

Demasiada ambivalencia escatológica, demasiada ambigüedad religiosa y cultural como para desdeñarla como mero suceso sin importancia. Un acto ambiguo en todo su esplendor en el cual el juanpablismo juega con fuego y no parece darse cuenta.
M.D.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado Miles:

Ud. dice "Demasiada ambivalencia escatológica, demasiada ambigüedad religiosa y cultural como para desdeñarla como mero suceso sin importancia. Un acto ambiguo en todo su esplendor en el cual el juanpablismo juega con fuego y no parece darse cuenta."

¿No parece darse cuenta? ¿De verdad piensa Ud. que "no se dan cuenta"?

Justamente por ser "demasiadas" las ambigüedades que han sido puestas en juego, y POR SER QUIENES SON los que las manipulan, jamás puede tratarse de ingenuidades...

Yo creo que va llegando el tiempo de hablar con claridad. No se puede estar disimulando todo y siempre para que no haya escándalos. El escándalo ya se ha producido en los más pequeños, y en los medianos y en los más grandes, al habérsenos diluído la Fe de siempre en las aguas envenenadas del Rhin que desembocaron en el Tíber...

Saludos.

Miles de veces dijo...

¿ Para cuando un post sobre la Gran Ramera o la Sinagoga de Satanás ?