miércoles, 26 de octubre de 2011

Mensa daemoniorum Hacia la impostura religiosa vía Asís

Y así pues quien a aquel lugar nombrara
que no le llama Asís, pues esto es poco,
sino Oriente, si quiere ser exacto..
Las palabras del cardenal Etchegaray en este vídeo anunciando que la pluralidad de religiones es algo querido por Dios me han dejado anonadado. Esto no puede ser, me repito una y otra vez cuando contemplo un dicho que tan profundamente es combatido en toda la Sagrada Escritura y es el principio vital de la Redención: recapitular en Cristo todas las cosas.



Cierto que Dios dejó libertad a los hombres para el culto y reverencia debidas que exige la virtud natural de la religión y la conciencia de la primera ley de la naturaleza que es amar a Dios, percibido como Padre y Señor de todo y todos, sobre todas las cosas y entrar en una comunión amigable con el mismo que nos beneficia y es propia de nuestra condición racional. Pero eso no constituye religiones distintas, sino una única religión natural (patriarcal o universal, podemos llamarla) con un único Dios al que se da culto y reverencia libremente y que contrasta enormemente con las deformaciones decadentes de la amplitud del paganismo, lleno de errores a este respecto, sobre todo por su monoteismo y demás atributos que se ponen en Dios. Es tras la caída cuando esa unidad religiosa se pierde a causa del pecado y no podrá darse ya sino en y desde Cristo.

El pecado original lo que hizo fue deformar ese aspecto natural por el que el hombre percibe a Dios y se religa a él de manera que o bien se tenía un concepto errado de Dios o bien se tenía un concepto errado de la virtud de la religión. A veces ambas cosas a la vez, como fue la decadencia sincrética gnóstica del Imperio romano. Por eso no toda expresión religiosa que vemos en el mundo es buena ni permisible ni aceptable como igual que las otras. Mucho menos, querida por Dios, porque hasta pueden haber sido inspiradas por el maligno. Una vez revelado Dios (y volvemos a la importancia de que Dios haya revelado la Ley Natural porque era muy conveniente y necesario dado el estado histórico del hombre en que su corazón estaba confundido por el pecado), nos ha dado la religión verdadera a disposición de todos en la comunión sobrenatural con Cristo, a la que (por ser sobrenatural) se entra por el bautismo y se practica en los demás sacramentos de la Iglesia. Fuera de eso permanecen vigentes los parámetros de la ley natural para personas que desconocen a Cristo. Pero no se puede decir que Dios quiera que haya muchas religiones. Dios ha querido que los hombres practiquen la virtud de la religión según la ley inscrita en sus corazones, que es distinto. Religión sólo hay una ya en el estado histórico del hombre de naturaleza redimida y el profesar otra es idolatría y un cerrarse al don que Dios ha dado al hombre en Cristo, por mucho respeto que le tengamos al que inculpablemente no conoce a Cristo y afirmemos que Dios no le excluye de la salvación si verdaderamente es inculpable de su obrar ajeno a Cristo.

¿No resulta absurdo que en lugar de evangelizar con Cristo, se limite uno a  mantener el plano natural en lo que llaman diálogo interreligioso y a poner en peligro la Buena Nueva por culpa de una mala presentación de ese plano natural que sigue vigente? Eso es Asis. Ese es el error pastoral de Juan Pablo II en Asís. Un escándalo magnificado y ampliado por los que tenían otros errores menos pastorales y más doctrinales. ¡Cuantas personas engañadas en esa falsa Iglesia presentada en los medios! 

Es una impostura religiosa que los que conocemos a Cristo confirmemos en la idolatría a los que no lo conocen, dándoles a entender simplemente que para ellos su comprensión peculiar de la religión y la aplicación, más o menos conforme a la ley natural, que hacen es válida. Sin entrar en los que andan errados doctrinalmente, sí que podemos decir que es un gran error pastoral. Y todo como consecuencia de la inversión antropológica. Ya no es el Dios de la Revelación el horizonte, sino el Dios de la razón humana. Se han quedado en un plano natural sin reconocer que es meramente natural y que Dios se ha revelado donándose gratuitamente (sobrenaturalmente) en Jesucristo. Por eso he dicho mil veces que el único plano del diálogo natural entre religiones es el de la Summa contra Gentiles de Santo Tomás y en el plano doctrinal el de la Mortalium animos de Pio XI.

¿Dónde ha quedado San Pablo en su discurso a los Corinitios cuando habla de la comunión con los demonios? “Todo es lícito, pero no todo conviene; todo es lícito,  pero no todo edifica. Nadie busque su provecho, sino el de los otros. 

¿Dónde ha quedado la doctrina de Pio XI en la Mortalium Animos?
Tales tentativas no pueden, de ninguna manera obtener la aprobación de los católicos, puesto que están fundadas en la falsa opinión de los que piensan que todas las religiones son, con poca diferencia, buenas y laudables, pues, aunque de distinto modo, todas nos demuestran y significan igualmente el ingénito y nativo sentimiento con que somos llevados hacia Dios y reconocemos obedientemente su imperio.
Cuantos sustentan esta opinión, no sólo yerran y se engañan, sino también rechazan la verdadera religión, adulterando su concepto esencial, y poco a poco vienen a parar al naturalismo y ateísmo; de donde claramente se sigue que, cuantos se adhieren a tales opiniones y tentativas, se apartan totalmente de la religión revelada por Dios.

Me sumo al comentario de Ex Orbe al respecto. Estamos de nuevo en aperitivos escandalosos. Tan escandalosos como la comida que los Corintios hacían de las carnes sacrificadas a los ídolos.

Les dejo el verdadero espíritu del poverello de Asís:


Francisco le respondió (al sultán) con intrepidez que había sido enviado no por hombre alguno, sino por el mismo Dios altísimo, para mostrar a él y a su pueblo el camino de la salvación y anunciarles el Evangelio de la verdad. Y predicó ante dicho sultán sobre Dios trino y uno y sobre Jesucristo salvador de todos los hombres con gran convicción.  

Está tomado de la Vida de San Francisco escrita por San Buenaventura veinte años después de la muerte de San Francisco. Si quieren leer el episodio entero con el sultán lo tienen aquí. 


M.D.

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